domingo, 15 de agosto de 2010

Si yo no fuese un cuerpo ...

Si yo fuese un cuerpo, que ha descubierto que no es un cuerpo, que lo que yo soy, no tiene cabida en esta condición, que de donde yo vengo, no existe, la enfermedad, el dolor, la escasez, el miedo, la soledad, la muerte.

Si yo no fuese lo que mís sentidos me dicen…

Si creyese que en cualquier instante se me puede revelar mi verdadera naturaleza, entonces me gustaría decirle algo al mundo entero.

Hay otra posibilidad y verla es una elección.

Hay otro mundo lleno de dicha y plenitud, el único obstáculo para verlo es uno mismo, negarlo es no querer verlo.

Solo hay que observarse a uno mismo, sus pensamientos, para darse cuenta que es uno mismo quien crea todo su entorno. Es una realidad que si cambias tus pensamientos cambia tu entorno.

Si mantienes tus pensamientos en el mundo, eso seguiras viendo y solo será real para uno mismo, porque el mundo, es solo pensamiento.

Si,… ese es el poder que tenemos, … somos capaces de encerrarnos en la prisión de nuestra mente y creer que vivimos en un mundo de separación, dolor y muerte.

Realmente es una locura, pensar que somos seres divinos y que vivimos en cuerpos separados, que tenemos que trabajar, para ganarnos el pán, que tenemos que aprender, durante millones de años, matandonos los unos a los otros, aprendiendo a traves del dolor, la enfermedad, los miedos.

Mierda, si hay una sola posibilidad de ese otro mundo, yo quiero verla y quiero verla ahora, siempre en el presente, estar siempre listo.

Yo ya he tomado esa decisión, he dejado de crear un futuro, he dejado atrás el pasado y vivo solo el momento presente, esa es mi voluntad y no estoy solo en este camino, voy increíblemente bién acompañado, esta vez va a ser distinto, esta vez va a ser facil el dar ese paso, esta vez resucitaremos en vida y lo haremos juntos.

Esta vez, el sueño es compartido.

Por ello quiero agradecer cada pensamiento que ha pasado por mi mente, quiero pedir perdón, por todo momento que no he sabido mantener la paz, por cada instante que no he aprovechado para servir y para dar gracias porque siempre he tenido la ayuda que he necesitado.

Tengo la absoluta confianza en ese otro mundo y sé que todo mi mundo está ya en sus manos.

Vengo del linaje de Jesús, yo solo he dicho que sí a Su ofrecimiento, el siempre mantuvo Sus brazos abiertos y yo le recibo encantado.

Soy testigo de la verdad de “Un curso de Milagros”.

“No hay grados de dificultad en los Milagros. No hay ninguno que sea más “difícil” o más “grande” que otro. Todos son iguales. Todas las expresiones de Amor, son máximas.”

No hay más que pedir ayuda y se te dá.

Mi maestro dijo un día en una sesión, que yo iva a pintar mi Camino de salida y cuando le escuché, sentí que ya lo había hecho.El cuadro que pinté la tarde anteriór, sin aún saber porqué, sentía que podía ser el último.Volví a mirarlo de nuevo y entonces ví algo que no había visto antes. Una silueta de luz, de un niño y un Padre, en el centro del cuadro, en la parte superior, el niño a la derecha del Padre.El niño me recordó a mi hijo pequeño y también no sé porqué al Master Teacher de UCDM.

Me pregunté que significaba eso y entonces recordé mi oración, mi sueño final.Yo pido al Dios en el que creo, que en el paso final, me acompañe en sus brazos y que conmigo venga el universo entero.Y eso es lo que está pintado en el cuadro.No he visto más que dos o trés páginas de un gran libro, pero la visión ha sido tan alucinante, que no hay palabras para describirla.Jesucristo decía que el universo estaba contenido en un grano de mostaza.De alguna manera, se me ha mostrado en un cuadro

Al día siguiente volví a mirarlo de nuevo. Cuando traspasas las primeras formas de los colores, empiezan a aparecer nuevas formas, rostros, el cuadro está lleno de rostros, unos dentro de otros.Hubo un momento en que la visión se me ofreció de forma tremendamente nítida, me parecía imposible que lo que veía pudiese estar ahí pintado.No es un cuadro plano en absoluto, está lleno de dimensiones, de mundos dentro de mundos.Cuando logre ver una “imagen” por completo, aparecian unos ojos por “detrás” y esos ojos, me mostraban otra nueva “imagen”.

Por muy maravillosas que sean las imágenes que me muestran, lo más maravilloso es: ¿Quién las pintó?, ¿Qué mente es capaz de pintar multitud de “niveles” entrelazados, detrás de lo que solo són manchas.

El verdadero valor del cuadro, es precisamente lo que yo no he pintado.

Esa visión, no se me ha vuelto a mostrar, sin embargo ahora sé que no solo está en ese cuadro, que está en todos los que he pintado y que no importa en que posición se mire.

Ahora el cuadro, se ha salido del marco, está en las nubes, entre los árboles, esperando que lo reconozca, me habla constantemente, me sigue enseñando como romper barreras, como traspasar las formas e ir un paso más lejos.

No es un cuadro en sí, es un mandala, una puerta abierta a la mente universal.

La solución de este mundo no es la muerte, es la resurrección y la resurrección es el reconocimiento de quien soy, ahora, en este instante, no tengo que morir para reconocerlo, es justo al contrario, primero tengo que reconocerme en vida.

No voy a morir nunca, eso es imposible, he hecho un largo camino y siento que estoy al final de la jornada. Ahora en cualquier instante El, dará el último paso y solo quería decirte que estas incluido en mi sueño, que esto no es una despedida, es una bienvenida.

Por un instante permanezco entre los dos mundos, el tiempo está desapareciendo, estamos reconociendo la verdad de una sola mente, estamos al otro lado del puente esperando a aquel que está listo, para ofrecerle la mano y proseguir el viaje.

Quería regalarte el mismo regalo que he recibido, te adjunto los cuatro cuadros que he pintado en este ciclo y un quinto de mi primer alumno, un niño de 9 años, su primer cuadro.

Lo adjunto porque en el se manifiesta algo que yo quería ver en los mios, es más sencillo ver que hay un fondo, que hay figuras detrás de las “manchas”.

La visión se me mostró en “El sueño final”.

Te Amo y siempre estaré contigo.


Te veo
Mas allá de las formas


El océano de la vida



El sueño final


El cuadro de mi primer alumno de 9 años