domingo, 23 de enero de 2011

El Cartero.


Hoy, quiero contar una anécdota que me acaba de suceder.

Hace un par de días, estando solo en casa, tocan el timbre y cuando contesto por el telefonillo, me preguntan por mi pareja y me dicen que es el cartero, que trae una carta certificada para ella. Le abro la puerta y me quedo esperando a que suba. Pasa el tiempo y empiezo a preguntarme, si estará repartiendo más certificados por la escalera o si se abra marchado.

Al final me olvido de él y sigo haciendo mis cosas. Más tarde salgo a hacer algunas compras y al volver, reviso el buzón y efectivamente hay un aviso de una carta certificada, la cual tendremos que ir a recoger. En el mismo aviso pone que no estábamos en casa.

Si no recuerdo mal, el día anterior, habíamos tenido que ir a recoger otro aviso y ya pensábamos que por comodidad del cartero ni en uno ni en otro se había molestado en subir.

Hoy cenando, sale el tema del cartero y nos preguntamos que porqué habría sucedido eso. Mi pareja dice que comento en correos lo sucedido y le contaron que les parecía muy extraño pues era un señor a punto de jubilarse que disfrutaba de su trabajo y siempre estaba dispuesto a volver otro día si no estaban.

Entonces recordamos el día que fuimos a recoger la carta. Ese día decidimos comprar un piso, el cual apareció cuando ya habíamos descartado esa idea, también habíamos decidido bautizar a nuestro hijo y casarnos por lo civil.

Bueno, eran muchas cosas en poco tiempo y decidimos celebrarlo y no dejamos que ese evento con el cartero nos lo empañase.

Gracias a "ese despiste" del cartero, lo celebramos en un sitio perfecto, pues el lugar "apareció" cuando íbamos a recoger la carta que no nos entrego, todo estaba para chuparse los dedos, fue la primera vez en mi vida que solo utilicé palillos para comer y lo celebramos con vino, que yo ni se sabe que hacía que no lo probaba.

Nunca sabemos porqué suceden las cosas y es muy fácil juzgar y meter la pata. Hoy le damos gracias a ese cartero porque esa comida fue todo un regalo para ese día y sin el hubiera sido improbable aparecer en ese lugar.

Hoy cenando bromeábamos y decíamos que si mi pareja se lo encontrase en la calle, delante de todo el mundo le diría: "Así que tú fuiste el que llamó a mi casa para dejarme un certificado y te marchaste dejándonos un aviso diciendo que estábamos ausentes, pues mira lo que tengo que decirte: Le planta un par de besos y le da las gracias.

Gracias cartero y feliz jubilación, te la tienes bien ganada.

1 comentario:

  1. La decisión por Dios, por el perdón, siempre nos gira, nos conduce hacia puertas que se abren, nos ha hecho perder el interés por las cerradas.

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