Nos dijeron que teníamos que ganar el pan, con el sudor de nuestra frente, que teníamos que conseguir pareja, familia, trabajo, hogar, que teníamos que orar, lo que teníamos que comer o no comer para mantener la salud, lo que teníamos que hacer en todos los aspectos de nuestra vida, nos trataron como ignorantes cuando realmente ya lo tenemos todo, cuando somos lo que estamos buscando.
La felicidad, no se consigue a través de algo o alguien, la felicidad se es o no se es, es un estado del Ser, si depende de algo externo, no es real, es ficticia, prestada, pues cuando eso externo desaparece, se va con ello.
Venimos de la eternidad, de la plenitud y allí regresamos. Esta vida es solo un sueño, un pequeño lapso en el tiempo, que nos permite experimentar la creación.
Caminar por este sueño, pensando que siempre nos falta algo es una enfermedad, pues esa decisión genera sufrimiento e impide reconocer la realidad que ya somos, por lo cual, perdemos la oportunidad de caminar desde la meta, desde la plena confianza, desde la certeza de que no podemos fallar, desde la paz que da saber que tú eres parte de la eternidad.
Caminar desde la meta, desde lo que somos, es no tener miedo, es dejar de juzgar, es tener la mente abierta, soltar los apegos y caminar por el mundo sin ser de el.
El cuerpo puede morir, la mente puede sufrir, pero lo que realmente somos no puede hacerlo y caminar por la vida con esa certeza genera tranquilidad, paz, permite que nuestra verdadera naturaleza se muestre y desde ese lugar las cosas suceden por sí mismas, solo hay que dejarse llevar, fluir con el río de la vida.
Cuando caminas desde la meta, se acabo la lucha interna, desaparecieron los miedos, se dejaron de lado los deseos y donde antes se veía conflicto, ahora solo se ven oportunidades, ahora se está abierto a ver de otra manera y aparecen regalos sin buscarlos, surgen las cosas de manera armónica y siempre estás donde tienes que estar.
El mundo externo, será lo que tenga que ser, pero el mundo interno depende solo de cada uno. Cada uno podemos decidir partir desde la meta, esa es nuestra responsabilidad.
Nada ni nadie puede hacer que cada uno deje de ser lo que realmente es, si no se le da permiso. Nadie tiene poder sobre los demás.
Se puede torturar y matar el cuerpo, aterrorizar a la mente, pero no se puede manipular lo que somos.
Aprendimos una lección imposible, olvidar quienes somos y el mundo en que vivimos no ayuda en ese intento, si no todo lo contrario, nos mantiene distraídos con preocupaciones, miedos o deseos, para que no recordemos, para que sigamos siendo esclavos de ideas, de tecnologías, de creencias, de cosas materiales, ignorantes de la grandeza que albergamos.
Queremos un mundo nuevo y nos perdemos intentando cambiar lo que vemos, cuando el mundo que queremos, es lo que nosotros somos y en la corta vida que vivimos, ni siquiera nos asomamos a vernos, seguimos ciegos mirando fuera esperando que suceda un cambio y sin dirigir la mirada en la dirección adecuada.
Somos la meta que buscamos y en nosotros está el mostrarnos desde ese lugar o en seguir quejándonos de lo mal que va el mundo, de lo injusto que es todo y de lo desgraciados que somos.
Si hay algún mundo que no va bien, revisa tu propio mundo interno, es por ti mismo, no puedes arreglar lo que tienes hecho un caos.
El reino de los cielos, no es un lugar, es un estado del ser disponible ahora en este instante para todo aquél que crea en ello y que obre en consecuencia.
Feliz viaje interestelar.
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