lunes, 27 de septiembre de 2010

Cuando toco un sueño, le doy vida


Cuando toco un sueño, le doy vida.

Por eso hay que pasar desapercibido, pues si no, quedas atrapado en tus propios sueños.

No hay que cambiar nada, quererlo cambiar es darle realidad.

Defendiéndote de una guerra matas y mueres.

Dando limosna dices que existe la pobreza y siempre te faltará algo.

Soñando el mañana se consiguen siglos y milenios, repetimos el ciclo, volvemos a comenzar, evadimos la eternidad.

Ese es nuestro gran engaño, no permitimos que se nos muestre la realidad. Aún no hemos aprendido a parar, a permitir que aparezca la solución sin interferir, sin querer hacerlo por nuestra cuenta.

Valiéndonos del pasado huimos del presente y seguimos cayendo en los mismos errores, de miles de años sin querer tomar conciencia de quienes somos.

Haciendo cualquier juicio, vemos diferencias y las reafirmamos en nosotros mismos, nos separamos de nuestro origen, nos dividimos y vemos a través del nuevo ángulo que adoptamos, incapaces de poder tener la visión de hace un instante.

El mundo se acabó cuando se tomo conciencia de quien somos y comprendimos el chiste. “Me lo estoy haciendo a mí mismo”.

Puedo hacerlo de nuevo, puedo elegir que se me muestre otra manera de ver, puedo quedarme quieto el tiempo suficiente para no reaccionar y permitir que aparezca lo “desconocido”.

Que gran regalo, no soy de este mundo, esto es solo un sueño que ya acabó hace mucho tiempo, no soy culpable de nada, no tengo que hacer nada por mi cuenta, en el instante que digo que si a esa nueva alternativa, todo lo que sucede es para que ese evento se reconozca en mi conciencia, ya estoy en manos de ese “otro mundo”, que me guía y me protege.

Ahora las hogueras de San Juan siempre están encendidas para que en el instante que aparece cualquier cosa en la conciencia, una mujer, el viento, los amigos, la familia, cualquier pensamiento, cualquier sentimiento, lo llevemos a ese fuego para que nos muestre lo que hay más allá de las formas. Para recordarnos que siempre podemos mirar de nuevo y recordar que venimos de “arriba”.

El reconocimiento del fin del mundo cada vez está más cerca, los momentos sin tiempo se siguen acumulando y la balanza se va inclinando a favor de la conciencia.

El tiempo está desapareciendo y con el, el mundo que percibimos.

Las profecías se están cumpliendo, el cambio de era es un cambio en la conciencia.

Las puertas están abiertas, al infierno del mundo le llega su fin.

Somos muy afortunados porque esto solo sea un sueño, si fuera real, entonces si que nos podíamos echar a llorar, pues en este sueño no hay solución posible.

Podemos pintarlo de colores, disfrazarlo con risas, placeres cosas hermosas, miles de formas, retos, ilusiones, deseos…, pero tarde o temprano el dolor, la enfermedad y la muerte nos vienen a visitar.

Es hora de salvar el mundo, de liberar toda esa carga de sufrimiento, dolor y muerte, de reconocer la realidad y con ello, reconocer quienes somos.

Decir Si, es el primer paso, el más importante, en todos los demás la ayuda de lo que representa ese “Si”, está contigo para indicarte el camino.

No esperes a morir, para ver el cielo pues la muerte niega el cielo, pide a cambio ver el cielo aquí, ahora y siempre, estés donde estés y entonces resucitaras y nunca morirás.

Si tu “Si”, es sincero y no lo olvidas bajo ninguna circunstancia, lo tendrás muy cerca, veras pequeños vislumbres que te irán mostrando la grandeza de lo que eres y te guiarán a casa, “allí” están esperándote con los brazos abiertos.

Adiós “viejo” mundo, bienvenido un mundo “nuevo”.

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