jueves, 28 de julio de 2011

La Paz de Dios, refulge en mí ahora

¿Por qué esperar al cielo? Los que buscan la luz están simplemente cubriendose los ojos. La luz ya está en ellos. La iluminación es simplemente un reconocimiento, no un cambio. La luz es algo ajeno al mundo y tú en quien mora la luz, eres asímismo un extraño aquí. La luz vino contigo desde tu hogar natal y permanecerá contigo pues es tuya. Es lo único que trajiste contigo de Aquel que es tu fuente. Refulge en tí porque ilumina tu hogar y te conduce de vuelta a donde vino y donde finalmente estas en tu hogar.


Esta luz no se puede perder. ¿Porqué esperar encontrarla en el futuro, o creer que se ha perdido o que nunca existiió. Es tan facil contemplarla que los argumentos que demuestran que no puede existir, se vuelven irrisorios. ¿Quien podría negar la presencia de lo que contempla en sí mismo?. No es dificil mirar en nuestro interior, pues ahí nace toda visión...

El resplandor de tu mente le recuerda al mundo lo que ha olvidado y este a su vez, restituye esa memoria en tí. A tí que das el regalo, Dios mismo te dá las gracias. Y la luz que refulge en tí, se vuelve aún más brillante con Su bendición, sumandose así a los regalos que tienes para ofrecerselos al mundo.

La paz de Dios jamás se puede contener. El que la reconoce dentro de sí tiene que darla y los medios a traves de los que puede hacerlo, residen en su entendimiento. Puede perdonar porque reconoció la verdad dentro de el. ...

Sientate en silencio y cierra los ojos. La luz en tu interior es suficiente. Solo ella puede concederte el dón de la visión. Cierrate al mundo exterior y dale alas a tus pensamientos para que lleguen hasta la paz que yace dentro de tí. Ellos conocen el camino. Pues los pensamientos honestos, que no están mancillados por el sueño de cosas mundanas externas a tí, se convierten en los santos mensajeros de Dios Mismo...

Ellos acatan la voz de tu Padre cuando tu te niegas a escuchar. Y te instan dulcemente a que aceptes su palabra acerca de lo que eres en lugar de fantasías y sombras. Te recuerdan que eres co-creador de todas las cosas que viven. Así como la paz de Dios refulge en tí, también refulge en ellas.

El propósito de nuestras prácticas de hoy es acercarnos a la luz que mora en nosotros. Tomamos rienda de nuestros pensamientos errantes y dulcemente los conducimos de regreso allí donde pueden armonizarse con los pensamientos que compartimos con Dios. No vamos a permitir que sigan descarriados. Daremos que la luz que mora en nuestras mentes los guie de regreso a su hogar....

... Las perdonamos a todas y absolvemos al mundo entero de lo que pensábamos que nos había hecho. Pues somos nosotros quienes construimos el mundo como queremos que sea. Ahora elegimos que sea inocente, libre de pecado y receptivo a la salvación. Y sobre el vertemos nuestra bendición salvadora según decimos:

La Paz de dios refulge en mí ahora. Que todas las cosas refuljan sobre mí en esa paz, y que yo las bendiga con la luz que mora en mí.

Jesus en UCDM Lección 188

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