jueves, 28 de julio de 2011

Una oración desde una ermita

Releyendo mi diario de estos días pasados, he encontrado una oración que escribí en un retiro del silencio que hice en una ermita. Quiero recordarla de nuevo para que cale bién hondo dentro de mi ser y quiero compartirla con quién quiera recibirla como su propia oración.


Amado Jesus, vierteté en estas letras.

Muestralé de nuevo al mundo la grandeza del reino.

Recuerdanos de donde venimos y a donde vamos, cual es nuestra misión y como llevarla acabo.

Acompañanos en cada momento y tiendenos la mano en las caidas.

Abrenos los ojos completamente y aparta de nosotros toda inconsciencia.

Danos fortaleza para resistir la tentación y llevanos allí donde podamos servir al propósito de la salvación.

Te Amo y estas en mi corazón.

Por muchas tinieblas que aparezcan, ya nunca podré olvidarte.

Que tu rostro se refleje en el mio y que el mundo por fín sonria.

De un peregrino sin nombre.

!!! Gracias. ¡¡¡

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