domingo, 7 de junio de 2009

Paseando a los perros


Voy caminando, miro al suelo que piso y me pregunto, que significa este "trozo de suelo", lo miro, es arena con un montón de flores casi secas, con hojas, y ahí a la altura de mis pies, una minihormiga, en medio de un camino, de no haber parado no habría visto un mundo tan pequeño, luego apareció otra del mismo tamaño.

La hormiga vive en su propio pequeño mundo, repitiendo incesantemente siempre lo mismo, no es consciente de todo lo que le rodea, se pasa la vida recolectando alimentos incansablemente.

Gracias hormigas, os amo y os libero de todo lo que jamas pensé que eráis , no sois lo que yo percibo, estoy equivocado acerca de todo, gracias por mostrarme cuan pequeño es mi mundo.

Sigo caminando, me adentro entre los matorrales y veo como los perros ladran alrededor de un tronco de alcornoque, debe de estar hueco y muerden el corcho, les llamo, les digo que cuiden a los animales y aprendan de ellos, que se hagan amigos y seguimos caminando.

Me siento entre arboles y matojos y vienen los mosquitos, primero uno, se intenta posar en la mano y cedo al impulso de aplastarlo y le digo: ¿porqué quieres picarme?, ¿porque me quiero hacer daño a mi mismo?, le dije que se posara en mi mano, que quería verle de cerca y acariciarle, no me hizo caso, cuando me dí cuenta desapareció.

El mosquito me dijo que estuviera en el presente, que si me distraía, me picaba, que siempre me avisaba antes.

Mientras mi mente estaba en la luz no había mosquitos, cuando me dispersaba, volvían y me avisaban con su zumbido.

Gracias mosquitos, me habeis mostrado que no sois lo que pareceis, entrego este pensamiento de los mosquitos a la luz, les doy la gracias, les perdono, les pido perdón y los abrazo junto al resto del mundo.

Bueno, viajé por muchos más mundos, pero esos están ya muy, muy pero que muy lejanos.

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