sábado, 2 de agosto de 2014

Un día perfecto

Un día perfecto es un día tranquilo, un día sereno, un día calmo.

Un día perfecto es un día movido, un día rápido, un día vertiginoso.

Un día perfecto no solo es aquél en que todo sale tal y como he soñado.

Un día perfecto es aquél en que me encontraba perdido y seguí caminando, tropecé y volví a levantarme, me hicieron daño y supe perdonarlo, nada tenía sentido y no lo rechacé.

Un día perfecto sonreí a la tristeza, atravesé los miedos, disfruté la tormenta.

Hoy, como cualquier día, es un día perfecto, es tan fácil verlo, solo tengo que estar abierto a ello, dar el primer paso, creer que no puede ser de otra manera.

Lo “peor” que pueda pasarme, puede ser la lección más grande que tenga que aprender.

Saber que hoy es un día perfecto,  me abre las puertas a mostrarme precisamente eso.

El primer juicio que tenga de ello, me impide verlo, me cierra la puerta, me tapa los ojos, me deja ciego.

Nada sucede caóticamente, todo tiene su sentido. Cualquier experiencia puede mostrarme lo más alto, lo más sublime independientemente del disfraz que se ponga.

Cuando no lo veo, no quiere decir que no esté presente, que haya desaparecido, que se haya esfumado.

El Amor nunca se esconde, no puede no estar presente, sin Amor, nada existiría, no habría nadie que pudiese decir que este día es imperfecto.

Solo quería recordarme lo que yo mismo soy, llevar puesto siempre este traje, esta certeza, para poder siempre verlo y no perderme detalle, para no cegarme en las subidas o en las bajadas, para no perder la conciencia y caminar con sentido.

Quizás suene arrogante, pero lo contrario es no querer reconocer mi verdadera identidad. Soy perfecto incluso cuando me equivoco, cuando no soy impecable.

El hecho de que a veces “falle”, solo indica que me he olvidado de quien soy, me he dejado engañar por las apariencias, por un instante me he perdido a Mi mismo, pero ese “error”, no mancha mi identidad, sigo siendo quien siempre fui incluso cuando no lo recuerdo.

Si hay alguien ahí fuera, no puede ser distinto de Mí. La creación se replica constantemente y se pone una nueva máscara, cambia de escala y se hace microscópica o macroscópica, pero  lo que le da vida a ese microorganismo, a esa galaxia, a este cuerpo es lo mismo. ¿No es eso acaso perfecto, no es alucinante?

¿Quién soy yo para decir desde mi minúscula isla lo que está bien o lo que está mal, lo que le conviene a la humanidad o al mundo?

Fluir con la vida no consiste en querer cambiarla, más bien en saber aceptarla, comprenderla y ser parte de ella.

Hoy es un día perfecto y decido verlo.


Abrazos sin tiempo.

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